Después de la lectura ¨La aventura de ser maestro¨, puedo decirque verdaderamente he ido aprendiendo poco a poco a serlo, pues reconozco, que dentro de mis principales defectos o carencias como docente es no poseer de un tono de voz alto, mismo que al enfrentarte a un grupo, es una grave carencia,que hoy puedo decir que he suplido con otras técnicas y que después de 26 años ya no es ningún impedimento.
Enfrentarse a un grupo numeroso de jóvenes me hizo recordarme a mi misma a esa edad,y sentirme vulnerable, tal vez igual o peor que en mi adolescencia,sin embargo,logré salir adelante con preparación, esfuerzo pero sobre todo con empeño, dedicación, pues verdaderamente  me satisface estar frente a un grupo, aunque he de reconocer que la mayor parte del tiempo, he taneido la responsabilidad de un departamento, lo cual, me hace tener un panorama mucho más amplio de la educación, no dejando de reconocer que la responsabilidad de ser docente es mucho mayor, pues como seres humanos erramos.
La aportación que hace Unamuno acerca del magisteriio, me parece bella, pues ¨dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir ambas cosas juntas¨ es maravilloso, además de trascendente.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
 

No hay comentarios:
Publicar un comentario